Diariamente, miles de personas recorren la calle Goya de Madrid. Unos pasean, otros se dirigen al trabajo, bastantes recorren las tiendas en busca de la ropa perfecta, mayores suspiran por el paso del tiempo, niños aspiran a parecerse a aquellos adultos trajeados con los que se cruzan, y otros, simplemente, pasan el tiempo.
Caminamos con los ojos abiertos pero el alma dormida, pocas
veces nos percatamos de la belleza que inunda las calles de nuestra ciudad, o
la historia que se esconde tras ellas.
A mediados de la década de 1770, Francisco Goya y Lucientes
marcha a Madrid desde Italia, después de un viaje de aprendizaje artístico
neoclásico. Este gran pintor romántico, se dedicó a la pintura de caballete,
mural, y a los grabados y dibujos, principalmente.
Sus obras realizan un avance muy notable en la historia,
reconociéndose posteriormente al arte goyesco como iniciador del Arte Contemporáneo.
En Madrid, 1795- 1792, el pintor elaboró numerosos cartones
para tapices que confeccionaba para los palacios de la realeza y la Real
Fábrica de Tapices.
La obra del autor se clasifica en diferentes series entre
las que encontramos: Primera serie (1775), que consta de nueve cuadros
de tema cinegético realizados para la decoración
de los comedores de los Príncipes de Asturias en El Escorial, Perros en Traílla,
La caza de la codorniz; segunda serie (1776-1780), en la que hubo dos
grupos de encargo para el Palacio del Pardo: el primer grupo comienza con La
merienda a orilla del Manzanares, Baile a orillas del Manzanares, Paseo por
Andalucía, El quitasol; y el segundo grupo con La novillada, La feria de Madrid, Juego de
pelota a pala y El cacharrero; tercera serie (1780-18786), en esta etapa
Goya realizó otros trabajos, entre ellos una pintura para la Iglesia de San
Francisco el Grande y una de las cúpulas del Pilar. El programa decorativo
comienza con un grupo de cuatro cuadros alegóricos a las estaciones del año; cuarta
serie (1788-1792), en esta etapa emprende otra serie de cartones para
tapices para el nombrado rey Carlos IV en El Escorial. Realiza obras como Los Zancos,
El pelele, Los caprichos y La boda.
Como retratista realiza diversas obras de temáticas
religiosas como El Cristo crucificado, escenas históricas como Los desastres de
la guerra o retratos directos a grandes figuras de la época como El conde de
Floridablanca y Goya, o a la propia familia de Carlos V, La Duquesa de Alba, La
maja desnuda…
Con el nombre de Pinturas Negras se conoce a la última serie
de obras que el autor realizó antes de morir, durante su etapa de sordera y
enfermedad. Estos cuadros suponen la cumbre de Goya, tanto por ser los últimos
de su vida, como por la oscuridad que poseen.
De temas alegóricos, mitológicos, representaciones siniestras
de personas mayores e indistintas inquietudes psicológicas, el autor plasmó su
propia alma y frustración en las últimas gotas de pintura que le quedaban a su
larga vida como dibujante.
Es grande la herencia que grandes pintores como Francisco
Goya nos dejan como Patrimonio Cultural en Madrid, todo sea esperar a que todos
nosotros sepamos caminar por las calles con los ojos abiertos y el alma
despierta.
Inés martínez García, 1.º periodismo A
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