17 de marzo de 2013

Miguel Ángel Buonarroti y sus obras escultóricas

La escultura renacentista se divide en tres etapas: la escultura del Quattrocento, la escultura del Cinquecento y la escultura Manierista. Las obras de Miguel Ángel se clasifican en la etapa del Cinquecento, su gran sabiduría frente a las formas del cuerpo y las complejidades del espíritu, hacen que el autor pueda expresar en mármol cualquier concepto o idea. Las figuras son grandiosas y muestran una gran vialidad, estas figuras no son reales, sino ideales. Sus primeras obras son aún clásicas, pero tras conocer a Jacopo Della Quercia, su monumentalidad dará un giro definitivo a su obra.
El equilibrio lo rompe a favor del movimiento, hasta llegar a reflejar gestos y actitudes delirantes.
Algunas de sus obras más importantes son la Pietá del Vaticano, el David y el Sepulcro del Papa Julio II: El Moisés y Los Esclavos.

la Pietá del Vaticano es un reflejo de sus estudios de obras clásicas al llegar a Roma. Muestra un perfecto equilibrio entre una concepción monumental, de volúmenes puros y cerrados, y un acabado refinadísimo además de delicado, de belleza neoplatónica y composición racional, triangular. Sorprende la extremada juventud de la Virgen en la que quiso, expresar la Virginidad eterna sin edad en lugar de la Virgen real, madre doliente y madura.



El David muestra un desnudo heroico, de tamaño mayor a la realidad y de impresionante grandiosidad. Esta obra está realizada sobre un enorme bloque de mármol, pero de forma alargada y estrecha. Miguel Ángel le representa en el momento de concentración desafiante, en medio de tensión física y visual. Además, se puede observar la falta de simetría, la pasión que refleja el rostro y el perfecto estudio anatómico de la obra.





El Sepulcro del Papa Julio II: El Moisés y los Esclavos fue concebido primero como una verdadera montaña de mármol exenta bajo la Cúpula de San Pedro, con más de cuarenta figuras de tamaño colosal, tuvieron que reducir el número por presiones de todo tipo y, cuando muchos años después se instaló en la Iglesia de San Pietro in Vincoli, sólo figuran el Moisés y las estatuas de Lía y Raquel. El Moisés es el motivo central de la tumba y se muestra pensativo y sereno a la vez que reflexivo y prudente, pero en su mirada se observa la terribilitá miguelangelesca, es decir, el carácter amenazador que Miguel Ángel transmite a través de sus figuras.



 Marta Vicente Carmona 1ºPeriodismo (mañana)

Miguel Ángel Buonarroti y sus obras arquitectónicas


Miguel Ángel Buonarroti fue un arquitecto, pintor y escultor italiano renacentista considerado uno de los artistas más importantes de la historia. Las obras que se engloban en el arte renacentista, son obras que han conseguido dejar una gran huella en el mundo artístico. Fue un estilo en el que se produjeron grandes cambios en la percepción del arte y en la manera de manifestarlo.
Centrándonos en Miguel Ángel, fue un autor inteligente e ingenioso que logró crear obras relevantes en los tres ámbitos, es decir, en el ámbito de la arquitectura, escultura y pintura.
En arquitectura presenta obras como la Escalera de la Biblioteca Laurenciana, Sacristía de San Lorenzo y la Ordenación de La Plaza del Capitolio en Roma. 
En la Escalera de la Biblioteca Laurenciana, consigue en un escaso espacio, dar la impresión de gigantesca majestad. Miguel Ángel con esta obra demuestra que es un maestro en el manejo de las masas, los espacios y la luz. Es muy original la alternancia de escalones de dinámicas curvas con otros de estáticas rectas, llenándola de ritmo y movimiento. Miguel Ángel fue revolucionario al transformar las normas clásicas: tímpanos rotos, pilastras invertidas y delgadas en  la parte inferior, columnas introducidas en el paramento del muro y de ningún orden concreto.
La Sacristía de San Lorenzo presenta una sala como aposento funerario, en ella realiza las tumbas de Giuliano y Lorenzo de Médicis, sus mecenas en Florencia. Las tumbas aparecen embutidas en el muro, integrándose perfectamente arquitectura y escultura. Presenta una tumba de media altura con volutas y sobre ellas, figuras alegóricas del día y la noche.
La Odenación de la Plaza del Capitolio en Roma, sigue el ejemplo de la Plaza de Pienza de Rosellino, el conjunto urbanístico más acabado del Quattrocento. Plaza rodeada por edificios solemnes, adintelados y decorados con pilastras, de planta trapezoidal, con el fin de dar un mayor énfasis a la perspectiva. En el centro colocó la estatua ecuestre de Marco Aurelio sobre un pedestal, y en torno a ella dispuso el Palacio de los Conservasores y el Museo Capitolino, así como también el Palacio del Senado, dando al conjunto una nueva construcción de acuerdo con la monumentalidad propia de la Antigua Roma.




Marta Vicente Carmona 1º Periodismo (mañana)


16 de marzo de 2013

Arte como Patrimonio Cultural


Diariamente, miles de personas recorren la calle Goya de Madrid. Unos pasean, otros se dirigen al trabajo, bastantes recorren las tiendas en busca de la ropa perfecta, mayores suspiran por el paso del tiempo, niños aspiran a parecerse a aquellos adultos trajeados con los que se cruzan, y otros, simplemente, pasan el tiempo.
Caminamos con los ojos abiertos pero el alma dormida, pocas veces nos percatamos de la belleza que inunda las calles de nuestra ciudad, o la historia que se esconde tras ellas.
A mediados de la década de 1770, Francisco Goya y Lucientes marcha a Madrid desde Italia, después de un viaje de aprendizaje artístico neoclásico. Este gran pintor romántico, se dedicó a la pintura de caballete, mural, y a los grabados y dibujos, principalmente.
Sus obras realizan un avance muy notable en la historia, reconociéndose posteriormente al arte goyesco como iniciador del Arte Contemporáneo.
En Madrid, 1795- 1792, el pintor elaboró numerosos cartones para tapices que confeccionaba para los palacios de la realeza y la Real Fábrica de Tapices.
La obra del autor se clasifica en diferentes series entre las que encontramos: Primera serie (1775), que consta de nueve cuadros de  tema cinegético realizados para la decoración de los comedores de los Príncipes de Asturias en El Escorial, Perros en Traílla, La caza de la codorniz; segunda serie (1776-1780), en la que hubo dos grupos de encargo para el Palacio del Pardo: el primer grupo comienza con La merienda a orilla del Manzanares, Baile a orillas del Manzanares, Paseo por Andalucía, El quitasol; y el segundo grupo con  La novillada, La feria de Madrid, Juego de pelota a pala y El cacharrero; tercera serie (1780-18786), en esta etapa Goya realizó otros trabajos, entre ellos una pintura para la Iglesia de San Francisco el Grande y una de las cúpulas del Pilar. El programa decorativo comienza con un grupo de cuatro cuadros alegóricos a las estaciones del año; cuarta serie (1788-1792), en esta etapa emprende otra serie de cartones para tapices para el nombrado rey Carlos IV en El Escorial. Realiza obras como Los Zancos, El pelele, Los caprichos y La boda.
Como retratista realiza diversas obras de temáticas religiosas como El Cristo crucificado, escenas históricas como Los desastres de la guerra o retratos directos a grandes figuras de la época como El conde de Floridablanca y Goya, o a la propia familia de Carlos V, La Duquesa de Alba, La maja desnuda
Con el nombre de Pinturas Negras se conoce a la última serie de obras que el autor realizó antes de morir, durante su etapa de sordera y enfermedad. Estos cuadros suponen la cumbre de Goya, tanto por ser los últimos de su vida, como por la oscuridad que poseen.
De temas alegóricos, mitológicos, representaciones siniestras de personas mayores e indistintas inquietudes psicológicas, el autor plasmó su propia alma y frustración en las últimas gotas de pintura que le quedaban a su larga vida como dibujante.
Es grande la herencia que grandes pintores como Francisco Goya nos dejan como Patrimonio Cultural en Madrid, todo sea esperar a que todos nosotros sepamos caminar por las calles con los ojos abiertos y el alma despierta.

Inés martínez García, 1.º periodismo A

Aquello que no se puede expresar con palabras


A finales de siglo XVIII, principios del XIX, una corriente artística denominada Romanticismo se hizo con la mente y el corazón de aquellos que más ansiaban la libertad, la paz, el amor y la fraternidad. Este movimiento cultural y político originado en Alemania y Reino Unido surgió como una reacción revolucionaria a la racionalidad del Neoclasicismo, otorgándole prioridad a los sentimientos y a la exaltación del “yo”.

La valoración de lo diferente contra lo común; el liberalismo frente al despotismo; la originalidad frente a la tradición clasicista y la adecuación a los cánones; el protagonismo del amor; el erotismo; los mitos y la evocación de sentimientos antiguos de la Edad Media, junto con una gran variación paisajística, desde grandes bosques hasta las más oscuras ruinas, son las principales características plasmadas en las grandes obras de esta época.

En Europa, el apogeo del arte romántico pictórico se da, aproximadamente, entre 1820 y 1850.

Caspar David Friedich: El caminante sobre el mar de nubes
Los pintores alemanes más importantes de esta etapa romántica son: Philipp Otto Runge, considerado como renovador del arte de inspiración cristiana y precursor del movimiento nazareno, destaca por su obra La gran mañana; Caspar David Friedich, es considerado como el representante más genuino del movimiento romántico alemán, ya que se caracteriza por ser un pintor de carácter atormentado, cultiva paisajes, ruinas góticas, noches oscuras, cementerios, etc; y por último, Karl Friedich Shinkel, arquitecto neoclásico que expresa el romanticismo en la pintura, cuyos temas son la Edad Media y la naturaleza.

En Inglaterra, escritores y poetas influyeron en los pintores, que contribuyeron a difundir esta corriente a otras partes. Los pintores más característicos de esta época son: William Turner, considerado como un gran maestro de la paisajística británica en acuarela; J. H. Füssli, es un autor que está influido por el marinismo, Miguel Ángel y el arte gótico, una de sus obras más representativas es La pesadilla.

En Francia, autores como Théodore Gericault fue uno de los alumnos neoclásicos de la escuela Jacques Louis David, que trato temas de la vida cotidiana elevándolos a hechos históricos. Mostraba la desesperación y el sufrimiento de la gente de la época con obras tales como La balsa de la Medusa u Oficial de cazadores a la carga. Antoine Jean- Cros, es otro autor romántico considerado el padre del romanticismo francés, su cuadro más famoso es Bonaparte visitando a los apestados de Jaffa. Eugene Delacroix, fue un pintor apasionado que trato obras de carácter liberal mayormente, como La libertad guiando al pueblo.

Por último, esta corriente artística llego a España con un representante que se convertiría en uno de los hombres más reconocidos del Romanticismo: Francisco de Goya.

Inés Martínez García, 1.º Periodismo A

14 de marzo de 2013

La Plaza de San Pedro


 Casos de pederastia, abdicación del Papa Benedicto XVI y la elección del primer Papa latinoamericano. Son las claves que han marcado los últimos años del Vaticano. La última vez que el Vaticano vivió la abdicación de un Papa fue hace 598 años con el Papa Gregorio XII.
Detrás de cada acontecimiento religioso, siempre hay una obra artística de grandes magnitudes. La religión siempre ha marcado el arte, sobre todo en una época, el Barroco, en la que la Iglesia necesitaba reafirmar su poder ante la crisis en la que se encontraba. El cónclave finalizó ayer por la tarde con la elección del nuevo Papa Francisco I. El acto tuvo lugar en el Vaticano, y la Plaza de San Pedro acogió a los fieles que esperaban la fumata blanca y, con ella, al nuevo Papa. Esta plaza recoge en cada uno de sus rincones el encanto de la arquitectura del Barroco. La unión de elementos curvos y líneas rectas, grandes columnas, y sobre todo, la simbología que representa cada uno de estos elementos, son las características fundamentales de esta gran obra.
Una vez más, el arte se presenta como uno de los principios económicos de la ciudad en la que se encuentra. Roma es el centro cultural de Europa, todas las etapas artísticas se encuentran en esta ciudad. El Coliseo romano, la Plaza de la Fontana de Trevi o el Vaticano y su Plaza de San Pedro son los lugares más visitados de Roma.
Como viene ocurriendo desde el comienzo de las obras artísticas, una obra comienza en un periodo y es finalizada en otro. Esto ocurrió en la basílica de San Pedro del Vaticano, la gran obra que comenzó el arquitecto Bramante y continuó Miguel Ángel en el Cinquecento. Carlo Maderno fue el primer arquitecto que mostró los rasgos barrocos en los edificios, y fue el encargado de finalizar la gran basílica.
Las grandes iglesias tienen grandes plazas donde acoger a sus fieles en los peregrinajes. Así, Gian Lorenzo Bernini construye la Plaza de San Pedro. Las obras abarcaron 20 años, desde 1657 hasta 1677. Esta obra es la más importante de su vida. Logró en ella efectos de perspectiva y consiguió una importante simbología religiosa en ella.  Para conseguir esta simbología dividió la plaza en dos partes: una parte trapezoidal y una parte elíptica que está enmarcada por una columnata de carácter gigantesco. Las columnas se caracterizan por las ideas barrocas de escenografía teatral y de efectos sorpresa que creaban fuertes contrastes de luces y sombras.  El propio Bernini definió su plaza del Vaticano llena de un gran simbolismo cristiano: “los brazos de la Iglesia abrazan a los católicos para reforzar su creencia, a los herejes para reunirlos con la Iglesia, y a los ateos para iluminarlos con la verdadera fe”. Cuando habla de los brazos de la Iglesia, se refiere a la parte elíptica. La parte trapezoidal logra un efecto de perspectiva que hace parecer a la fachada más grande de lo que es. Eso lo logra colocando la parte de mayor longitud en el lado paralelo a la fachada. Quizá la obra que le dio paso a construir esta plaza fuera el baldaquino que construyó en el interior de la propia Basílica del Vaticano.

Son numerosas las plazas barrocas que podemos encontrar, como por ejemplo, la Plaza Mayor de Madrid de Juan Gómez de la Mora, o la Plaza de los Vosgos de París. Pero no hay ninguna que represente de manera más fiel las características barrocas.


Sandra Fernández Serrano, 1.º PERIODISMO 

El arte de la Semana Santa andaluza



Menos de dos semanas son las que quedan para el comienzo de una de las semanas grandes de Andalucía. La Semana Santa supone un fenómeno sociocultural, económico y turístico de gran importancia para la comunidad andaluza. Son centenares las cofradías y hermandades que muestran los pasos de la Pasión y Muerte de Cristo por sus calles. Los pasos son auténticas obras de arte. Obras de arte realizadas en el Barroco español. El Barroco ocupa el siglo XVII y la primera mitad del XVIII. Este periodo está caracterizado por el catolicismo y la religión, principalmente. La Iglesia se encontraba en una profunda crisis debido a la corrupción y el neopotismo. El catolicismo se vio en la necesidad de reafirmar su supremacía. Se encargó de difundir el culto a la Virgen y a los santos.
El país donde más se reflejaron estas características fue España. Son varias las escuelas que hay en España de imaginería barroca: la andaluza, la castellana y la levantina. Esta imaginería se define por su carácter realista y el sistema artesanal. El material predominante es la madera, ya que la difícil situación económica de España no permitía emplear materiales como la piedra, que era el empleado en escultura en el resto de Europa. Hay dos grandes tipos de escultura: los retablos de las iglesias y los pasos procesionales. El nombre de paso procede del latín passus que significa sufrimiento, de ahí que el sentimiento predominante en estas esculturas sea el sufrimiento. Para dar un mayor realismo se emplearon postizos, como por ejemplo lágrimas de cristal, pelo natural o uñas.
En Andalucía se pueden distinguir dos focos de trabajo de imaginería: Sevilla y Granada. Algunos autores señalados son Juan Martínez Montañés, escultor del Cristo de la Clemencia de Sevilla; Juan de Mena, autor de Jesús del Gran Poder de Sevilla; y Alonso Cano que esculpió la Inmaculada de Granada.
Jesús del Gran Poder es una talla para vestir, por lo que sólo está tallada la parte que queda al descubierto, es decir, las manos, la cara y los pies. La escultura policromada consigue dar gran sensación de movimiento que se consigue adelantando un pie respecto al otro. Esta técnica ya era empleada por los egipcios en sus pinturas y esculturas. La crudeza y el realismo son características esenciales en el rostro. Este paso procesiona por las calles sevillanas en la madrugada del Viernes Santo.

Son muchos los pasos de santos, vírgenes y cristos  que podríamos nombrar, y no sólo del Barroco. La imaginería española ha estado presente en los siglos posteriores.
Grandes  obras de arte que hay que ver, por lo menos, una vez en la vida.

Sandra Fernández Serrano, 1.º PERIODISMO