El equilibrio lo rompe a favor del movimiento, hasta llegar a reflejar gestos y actitudes delirantes.
Algunas de sus obras más importantes son la Pietá del Vaticano, el David y el Sepulcro del Papa Julio II: El Moisés y Los Esclavos.
la Pietá del Vaticano es un reflejo de sus estudios de obras clásicas al llegar a Roma. Muestra un perfecto equilibrio entre una concepción monumental, de volúmenes puros y cerrados, y un acabado refinadísimo además de delicado, de belleza neoplatónica y composición racional, triangular. Sorprende la extremada juventud de la Virgen en la que quiso, expresar la Virginidad eterna sin edad en lugar de la Virgen real, madre doliente y madura.
El David muestra un desnudo heroico, de tamaño mayor a la realidad y de impresionante grandiosidad. Esta obra está realizada sobre un enorme bloque de mármol, pero de forma alargada y estrecha. Miguel Ángel le representa en el momento de concentración desafiante, en medio de tensión física y visual. Además, se puede observar la falta de simetría, la pasión que refleja el rostro y el perfecto estudio anatómico de la obra.
El Sepulcro del Papa Julio II: El Moisés y los Esclavos fue concebido primero como una verdadera montaña de mármol exenta bajo la Cúpula de San Pedro, con más de cuarenta figuras de tamaño colosal, tuvieron que reducir el número por presiones de todo tipo y, cuando muchos años después se instaló en la Iglesia de San Pietro in Vincoli, sólo figuran el Moisés y las estatuas de Lía y Raquel. El Moisés es el motivo central de la tumba y se muestra pensativo y sereno a la vez que reflexivo y prudente, pero en su mirada se observa la terribilitá miguelangelesca, es decir, el carácter amenazador que Miguel Ángel transmite a través de sus figuras.
Marta Vicente Carmona 1ºPeriodismo (mañana)